Flamante el cielo
amanecer de nuestra pasión
quebrando la noche
corazón que ruge
Tuyos los labios, mía dicha
salvajes ríos de elixir
en la mar de éter,
pura y febril
Respirando tu piel
acariciándola, ¡oh dulce miel!
Libre sabor del verano
danzando las hespérides
domando cual Ladón
Música de Orfeo
suave como las nubes
brillante e irreales
igual que estos versos
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