jueves, 16 de enero de 2014

El peor sueño de un náufrago

Al limite mi corazón
solo desesperación y miedo
dudo de si he perdido la razón.
De ese ángel es la culpa
que su sonrisa me deja ciego
y mi camino ver no puedo.


Bella y dulce sirena
me salvaste del vasto océano
para quemarme con tu cálida presencia
perdiéndome en tu esencia.
Siempre siendo un naufrago
sin rumbo; solo demencia

Sirena, ángel, que más da
nunca está a mi alcance
por mucho que la ame
por mucho que duela
El deseo me alimenta
El deseo mi corazón no llena
Pero sin el deseo, mi alma el vacío.

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